viernes, 1 de mayo de 2009

Ojo de la tormenta.


Frecuentes ataques dificultan mi respiración.

La noche se vuelve eterna.

No puedo concebir la idea de lograr superar esta crisis, mi cuerpo no resiste la presión de la desesperación.

Bajo fuego mis pulmones trabajan para airear el alma.

Respuesta incierta de un gesto evasivo entre el tiempo y la añoranza.

No puedo respirar más de lo mismo.

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