domingo, 17 de mayo de 2009

440 kilómetros y mis Perros


Presente de ciudad en Buenos Aires.
Un campito, avenida, piedras y pasto.
Somos dos en entre caras fantasmagóricas de paco y tribu urbana.
Cierro los ojos y propongo trasladarme a otro noche pasada.
Somos tres.
Niebla, playa y mar.
Caminamos tratando de entender el exilio de mi alma.
Juntos entendemos el por qué de nuestra unión de destinos.
Corremos pensando que ese horizonte que se confunde es una solución a nuestra incertidumbre.
Mágico momento donde se confunde la sal marina en el aire con mis deseos de que el tiempo se detenga.
Nos cansamos, nos miramos, nos mojamos.
Nos espera una casa, un lugar donde la pertenencia es certera y el cuidado es mutuo.
No tengo monedas che, me obligan a decir.
Sigo en Buenos Aires.
Somos dos y tengo que ir a trabajar.
Pienso que unos cuántos kilómetros hacen a mi felicidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario