jueves, 30 de abril de 2009

Torciendo los caminos de la razón.


La distancia opera en las relaciones familiares con una sutileza que la verdad es notable.

Es ella la que hace aparecer las mejores fotografías de los mejores momentos pasados.

Pero es también la que hace sentir al cuerpo inútil entre tanto espacio que nos rodea.

Esto es un punto frágil de la existencia psicológica de la gente.

Qué puede uno esperar de tener sólo imágenes paganas en nuestras mentes, sin poder decir un "te quiero" o un "te extraño".

La sinceridad es la herramienta por la que uno puede salvarse de perder la razón.

Una razón que siempre se mezcla con elementos ajenos a la existencia y por ende a la convivencia entre los pares.

Siempre presente: manejar los hilos temporales en base a sentimientos claros, puros y de amor; de esta forma, uno perdura en el tiempo y se encuentra en el aire...por siempre.

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