lunes, 22 de junio de 2009

Lapsus mental del tiempo capitalista

Estas letras son mi vuelta a mis frágiles redacciones.
Puede que el tiempo que me ha alejado de mis ensayos haya sido esclarecedor, puede que no.
Opino que es más de lo mismo.
Demasiada pompa para un conejo que está tuerto de corazón y de visión terrenal.
Un momento es sólo un momento.
El mundo se plaga de hijos de puta que te arruinan tu día.
Casualidad, estadística o certeza hay que cerrar la boca cada vez más.
Sí?
Libertad, grito supremo de elección no impuesta sino adquirida.
Se siente el eco de orquestas que anticipan el cruel desenlace de la vida de los mediocres.
No alcanza el tiempo de una vida para explicar la injusticia de esta vida.
No hay que dejarse dormir en las babas del facilimo porteño de acaparar al mundo con cuchillo y tenedor.
Víctimas sociales los que sirven a esta tristeza genuina, autóctona e importada.
Sirve tu mesa, despliega un mantel a cuadrillé rojo y blanco, servilletas de papel.
Mira a tu alrededor, buscá gratitud y si no la encuentras levanta tu ancla y tu billetera no se irá a la mar.
Mil errores seguramente pero firmeza terrenal en base al amor he de encontrar en un abrazo a la distancia.
Quizás me esté poniendo viejo o borracho pero siento y ese sentir es libre.
No tengo nada, soy del viento.
No sé de donde vengo pero sí sé quien soy.
Ser feliz no significa tener la panza llena ni tener lo billetes contados.
No olvido, dulce condena.

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